Como sabemos que existen otras cosas además de los videojuegos (yeah, right), este domingo Wil y yo decidimos
dejar nuestra adicción a Borderlands de lado salir un rato a pasear aprovechando que en Santiago se
celebraba el Día del Patrimonio. Nos enteramos de esta actividad gracias a Vanessa Yévenes,
una estupenda amiga chilena que nos compartió este dato.
El Día del Patrimonio Cultural es una actividad anual celebrada en Chile el último domingo de mayo y que tiene como finalidad permitir al público en general conocer y disfrutar del patrimonio cultural, histórico y arquitectónico del país </wikipedia>. Esto nos generó mucha curiosidad, sobre todo porque hay sitios que abren al público únicamente ese día y como aún tenemos poco tiempo en la ciudad aprovechamos de matar dos pájaros de un sólo tiro (ningún animal fue lastimado durante la realización de este artículo).
Después de un par de arepas con queso y aguacate, fíjamos nuestra ruta y salimos. El primer lugar que visitamos fue la Biblioteca Nacional, es un lindo edificio terminado en 1925 y cuyo principal benefactor fue José Toribio Medina, un importante bibliógrafo e historiador chileno. Tiene varios ambientes para visitar; el que más me gustó fue la Sala Medina, un hermoso salón construido en madera y cuyas estanterías están repletas de arriba a abajo de un embriagante olor a libro viejo y mucha historia.
Nuestra segunda parada fue justo al doblar la esquina, allí se encuentra el Archivo Nacional. Esta institución creada en 1927 lleva un registro de los documentos históricos más importantes de la nación. La visita fue corta pero entretenida, regalaban globos, souvenirs alusivos y algodón de azúcar para los visitantes. Tenían un lindo organillo de 140 años de antiguedad en la entrada, este es un instrumento que reproduce melodías grabadas en cintas o cilindros de papel o metal por medio de perforaciones, muy pintoresco.
A no más de dos cuadras se encuentra el famoso Palacio de Subercaseaux, justo al frente del Teatro Municipal. Nos llamó la atención que había mucha cola para entrar, esto porque sólo abre al publico ese día así que decidimos aprovechar y verlo lo antes posible. Es un lugar todo fancy™ con pisos de parquet de 5 tipos de madera, arañas de luces de cristal de roca, alfombras persas, jarrones de porcelana china y muebles de varias partes del mundo. El edificio está custodiado por oficiales de la aviación, esto porque en 1951 le fue asignado a la Fuerza Aérea (solía ser de un importante banquero). Hoy en día lo utilizan para fines recreativos y puede ser rentado por particulares a una "módica" suma. Lindo sitio.
Teníamos la hora encima y para poder visitar la Intendencia, que es otro de los sitios que sólo abre ese día, tuvimos que sacrificar el Teatro Municipal que estaba justo frente al Palacio.
Caminando unas 5 cuadras en sentido oeste llegamos a la calle Morandé, ahí estaban las colas para entrar al Banco Central y la Intendencia de Santiago. Nos metimos en la cola de la Intendencia, un edificio de arquitectura neoclásico francés que tiene sus orígenes en 1720 pero no fue sino hasta 1928 que el fisco lo compra para instalar la oficina del Intendente. Una vez que entras te consigues unas hermosas escaleras de mármol a 2 tiros, un techo impactante formado por unos vitrales hermosos del artista Fray Subercaseaux y unas robustas columnas de mármol que complementan el carácter de un lugar muy bien conservado. Por el edificio paseaba una pareja vestida con atuendos coloniales del siglo XVIII.
Como dato curioso, este edificio tiene en su cúpula un reloj de más de 100 años traido de Alemania que está programado para sonar cada 15 minutos.
Al salir de la Intendencia el plan era caminar una cuadra para entrar al Palacio de la Moneda pero la cola daba ganas de suicidarse. La cola del Banco Central también era larga y estaban a punto de cerrar, así que en vista de la hora y del montón de sitios pendientes nos dimos la vuelta y caminamos al norte hacia la Plaza de Armas, con intenciones de visitar la Catedral y el Museo de Historia que cerraban un poco más tarde.
En el camino pasamos por el Congreso, un edificio con una hermosa fachada y un lindo y amplio jardín. A lo lejos pude ver un Cedrón todo deshojado por el otoño, una belleza. La cola para entrar era grande y tampoco nos daria tiempo de visitarlo ya que estaba pronto a cerrar.
En seguida llegamos a la Catedral, cuyo techo inmediatamente se roba la atención. Está llena de detalles e imágenes alusivas a la religión católica. La primera parte de esta Catedral fue inaugurada provisionalmente en el siglo XVIII debido a que la capilla anterior se incendió. Lo curioso es que esa ala aún conserva el estilo rudimentario de su precóz inauguración y hace un gran contraste con el resto de la estructura que tiene un hermoso estilo neoclásico italiano.
Salimos de la Catedral y tanto el Correo Central de Chile como la Sala Patrimonial de la estación de metro Plaza de Armas
ya estaban cerrados, así que nos metimos en la cola para entrar Museo de Historia Nacional. Había mucha gente y en el patio
central estaban presentando actos folklóricos y el paso entre la multitud era complicado, pero entre codazo,
patada y kung-fu muy gentilmente nos hicimos paso hasta las salas de exposiciones que estan colmadas de objetos que representan
la historia del país, desde sus orígenes hasta la época comtemporánea. Este museo fue construido bajo el mandato de Augusto
Pinochet en el año de 1982.
Nos faltaron muchos sitios por visitar que con suerte conoceremos el año que viene. Pueden ver el resto de las fotos en nuestro álbum de Google+.